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Capítulo 12

ANDAR CON REVERENCIA EN LA CASA DE DIOS

"Mis días de reposo guardaréis y mi santuario tendréis en reverencia. Yo Jehová"

Levítico 19:30; 26:2

 

La palabra "santuario" significa "lugar de habitación". Los israelitas tenían su santuario para adorar a Dios. El Señor había instruido al gran líder Moisés, para que construyera un edificio que sirviera como su morada terrenal. "Y harán un santuario para mi, y habitaré en medio de ellos"(Exo. 25:8)

Algunas versiones traducen Salmos 77:13 de la siguiente manera: "Tu camino Oh Dios está en el santuario ¿Qué Dios es grande como nuestro Dios?" EL camino o plan de Dios para salvarnos está explicado en el santuario y en sus servicios. Jesús dijo: "Yo soy el camino la verdad y la vida"(Jn 14:6)

La sangre de las ovejas y becerros derramadas por los sacerdotes en el santuario, representa la sangre de Cristo que sería derramada por los pecados del mundo. "Si derramamiento de sangre", decían los sacerdotes a la gente, "no se hace remisión de pecados"(Heb. 9:22). La sangre de los animales era un símbolo de, es decir, representaba a la sangre de Jesús y simbólicamente, borraba los pecados. Por supuesto, no había poder salvadora en la sangre de aquellos toros, cabritos y ovejas, pero por medio de esa ceremonia, el servicio del santuario enseñaba lecciones acerca de Jesús y de su gracia salvadora. Todos los servicios del santuario eran símbolos y enseñaban lecciones espirituales en forma dramática. La presencia de Dios era visible. La santa SHEKINAH brillaba sobre el arca que estaba en el compartimiento llamado el santo de los santos, ó santísimo.

El Señor tiene un lugar de habitación en los cielos. Pablo lo llama "el verdadero tabernáculo que levantó el Señor, y no el hombre"(Heb. 8:2). Eso significa que fue Jesús quien construyó el santuario en los cielos y que Moisés, Aarón, y los israelitas construyeron el santuario en la tierra. Jesús ha estado ministrando como nuestro Sumo Sacerdote desde su ascensión. Todavía está allí, intercediendo a favor tuyo y mío, porque derramó su sangre por nosotros. Si como cristianos confesamos a Jesús ante los hombres él confesará nuestro nombre ante el Padre. En el juicio que se está desarrollando actualmente en el cielo, Jesús está haciendo la última propiciación por nuestros pecados, pidiendo que sean borrados en virtud de la expiación que hizo por nosotros en la cruz y que nuestros nombres permanezcan en libro de la vida

Cuando los sacerdotes levíticos entraban en el santuario para ofrecer la sangre de animales, lo hacían con temor y temblor. Se acercaban silenciosamente y con corazón tímido a la SHEKINAH, de la cual los separaba apenas un velo. Permanecían de la misma forma, respetuosamente, ante la presencia divina. Cuando adoramos a Dios en nuestras iglesias particularmente en el día sábado debemos recordar que estamos tan cerca de Dios, como lo estaban los sacerdotes de aquellos tiempos al ofrecer la sangre de animales delante del velo del santuario terrenal. Dios se encuentra con su pueblo en cualquier lugar donde éste se reúna para adorarlo. El silencio y el orden deben prevalecer en todos los servicios realizados en la iglesia. El pueblo de Dios debe acercarse a su presencia con reverencia e inclinarse ante él.

Cuando vamos a la iglesia y a la escuela sabática deberíamos llevar con nosotros una ofrenda. Debemos entrar en la iglesia con un corazón con un sentimiento de gratitud y respeto. No debemos sentirnos tristes, ni llorar, ni lamentarnos, sino mas bien, estar alegres y tranquilos para poder disfrutar la compañía de Aquel a quien amamos.

Si tuvieras que comparecer ante la presencia del Señor serías cuidadoso con tus palabras, te asegurarías que tu ropa y tus modales fueran los adecuados. Revisarías tus pensamientos para estar seguro de que no hubiera algo que pudiera ser ofensivo a Dios. Indudablemente, te preocuparías de que tus zapatos estuvieran relucientes, tus uñas limpias, los dientes cepillados y los cabellos bien peinados.

Cuando vas a la iglesia entras en la real presencia de Dios, no importa que el edificio sea una enorme estructura de acero y concreto en una gran capital ó una cabaña de paja en el corazón de las montañas de Nueva Guinea. Dondequiera que Dios esté, el lugar de adoración es sagrado. El hecho de que no podemos ver la gloria de Dios tal como lo veían los sacerdotes al oficiar ante el velo del santuario puede llevarnos a ser descuidados. Eso demuestra falta de fe. Debemos creer que Dios está con nosotros tan ciertamente como si pudiéramos verlo con nuestros ojos mortales.

El descuido en nuestra vestimenta y en la conversación no es apropiado en la casa de Dios. Cualquier comentario, susurro o gesto hecho para que otros rían desagrada a Dios y ofende a los demás adoradores. Naturalmente, no es pecado sonreír en la iglesia. Los cristianos deberían ser las personas que más sonríen en el mundo, pero la sonrisa es la sonrisa del gozo, no la sonrisa de la simpleza o de tontería.

Durante los principales servicios en la iglesia de Dios las oraciones principales se ofrecen con la congregación arrodillada ante el Señor. Cuando cantamos los himnos debemos pensar en el significado de sus palabras, tratando de hacerlas nuestras, cantando con el corazón y no meramente con los labios.

Cuando el pastor está predicando, debemos prestar la máxima atención, tomando notas, anotando los textos, pensamientos todo el tiempo en lo que dice, tratando de capturar la idea principal del sermón y su desarrollo. El Espíritu Santo también está en la iglesia para enseñar y ayudar a todos los que prestan una respetuosa atención a las palabras que salen de los labios del predicador.

Durante la lección de la escuela sabática hay una bendición disponible para los muchachos y las chicas que se mantienen despiertos y con mente activa. Piensa en lo que el profesor dice y practica de la discusión, haciendo y respondiendo preguntas.

La adoración en la casa de Dios es una experiencia placentera. Aunque de tanto en tanto hay algún muchacho o alguna chica que son descuidados e irrespetuosos. Algunos, incluso, se quedan afuera conversando y riéndose, mientras adentro continúan la adoración. Da la impresión de que no les importa nada de la iglesia ni de la escuela sabática. Hasta su mirada refleja misterio. ¿Cuál es el problema? ¿Habrán asistido a tantos excitantes programas de televisión que ya no les interesa la presencia de un dios invisible? Elena G. de White escribió.

"A causa de la irreverencia en la actualidad, la indumentaria y el comportamiento, por falta de una disposición a adorarle, Dios ha apartado con frecuencia su rostro de aquellos que se habían congregado para rendirle culto" (Joyas de los testimonios, t,2 p. 201)

La conciencia de que la Iglesia Adventista de Séptimo Día es la iglesia remanente de Dios, y la certeza de que tiene una misión especial en el mundo, nos ayudará a ser reverentes en el culto. Así como antiguamente el Señor consideraba a los hijos de Israel como su pueblo, así nos considera hoy a nosotros.

El capítulo 12 de Apocalipsis, conocido como el gran "capítulo de la iglesia", establece muy bien ese punto. Describe la experiencia de la verdadera iglesia durante la era cristiana. Comienza con la descripción de una hermosa mujer vestida de blanco, que representa a la iglesia de Jesús en la tierra, delante de la cual aparece in enorme dragón rojo ansioso por devorar al hijo que va a nacer. Ese monstruo simboliza a Satanás y el hijo representa a Jesucristo.

Apenas el hijo nace, el monstruo lo ataca, pero Jesús es salvado de las trampas preparadas contra él, y llevado al cielo. Airado, el dragón resuelve atacar entonces a la mujer, que huye al desierto donde es protegida por Dios durante un periodo de 1260 años (desde el 538 d.c hasta 1798), trabándose, entonces, una gran lucha en la que el dragón actúa violentamente y de sus enormes mandíbulas abiertas hace salir un gran diluvio de aguas que persigue a la mujer. Sin embargo, la tierra abre su boca y traga el río que el dragón había echado de su boca. Así la mujer, que es la iglesia, se salva milagrosamente aunque queda reducida numéricamente.

¿Cuál es la iglesia que se describe en el capítulo 12 de Apocalipsis? N El último versículo de este mismo capítulo identifica a la verdadera iglesia en los últimos días. La declaración es tan sorprendente que vamos a transcribiría literalmente: "Entonces el dragón se llenó de ira contra la mujer, y se fue a hacer guerra contra el resto de la descendencia de ella, los que guardan los mandamientos de Dios y tienen el testimonio de Jesucristo"(Apoc. 12:17)

Satanás ha estado airado contra la iglesia a lo largo de todos los siglos, tal como estuvo airado contra Jesús cuando él vivió en la tierra. En estos últimos días su ira no ha decaído. Por el contrario, está más furioso que nunca y guerrea contra la iglesia que guarda los mandamientos de Dios y tiene el testimonio de Jesucristo. Pablo la llama la iglesia remanente (Rom. 11:5), es decir, la iglesia "que queda", "que subsiste", "que resta", después de toda la persecución sufrida.

¿Puedes decir que iglesia, entre las muchas iglesias de nuestros días, es obediente a la santa ley de Dios, incluyendo la observancia del mandamiento del sábado? Este versículo describe a una denominación que obedece los Diez Mandamientos y que tiene también el testimonio de Jesús, que según Apocalipsis 19:10, es el "espíritu de la profecía". Para encontrarla, debemos buscar una iglesia que guarde toda la ley de Dios, inclusive el cuarto mandamiento que habla del día de descanso y que posea el don de profecía. ¿Conoces una iglesia tal en nuestros días?

La iglesia Adventista del Séptimo Día reconoce que en la vida y obra de Elena G. de White se cumplió el verdadero don del espíritu de profecía. Esta mujer extraordinaria, devota cristiana hasta su muerte ocurrida en 1915, recibió instrucciones divinas en aproximadamente 2000 visiones y sueños y escribió 54 libros que representan la luz recibida de Dios. Un ángel del Señor la instruía para escribir lo que había visto, cosa que hizo con fidelidad. Cien mil páginas de manuscritos y 25’000.000 de palabras fue el resultado de su obra literaria a lo largo de 70 años de ministerio.

¿Conoces algunos de sus libros? El deseado de todas las gentes, El conflicto de los siglos, Primeros escritos, Patriarcas y profetas, El camino a Cristo, Mensaje para los jóvenes, son apenas algunos de ellos..

La Vida de Jesús es una biografía de Cristo que escribió pensando especialmente en los menores ¿Ya la leíste? ¿Leíste el Camino a Cristo? Se han publicado más de 15000000 de ejemplares, en más de 85 lenguas. Ningún otro libro, a excepción de la Biblia, te ayudará más a vivir la vida cristiana.

De modo que, como ves, hay algo realmente importante en cuando a tu iglesia. Y hay muchos miles de adventistas en todas las partes del mundo. Hay creyentes en las grandes ciudades y en los lugares más remotos, entre los pueblos más atrasados de las montañas de Nueva Guinea, entre los primitivos indios Davis del monte Roraima, en la Guayana Británica, en Sudamérica, entre los pequeños bosquimanos del desierto de Kalahari, en Africa. Hay creyentes negros, cobrizos, amarillos, morenos, y blancos; de todas las razas están representadas.

Y Jesús se encuentra con su pueblo en las iglesias que tenemos por doquier. Él prometió: Yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin del mundo"(Mat. 28:20). El fin del mundo todavía no llegó, de modo que todavía está con su iglesia ¿verdad? Jesús está con su pueblo dondequiera que se reúna, ya sea en una reunión bajo un árbol o una plaza o en una iglesia. Por lo tanto, debemos adorarlo con toda reverencia y con todo respeto, porque su presencia hace de la casa de Dios su santuario aquí en la tierra, santuario que él honra con su presencia.

Aunque es importante ser reverente en la casa de Dios y comprender que el Señor tiene un pueblo especial en la tierra, pueblo que considera como propiedad suya, es más importante todavía pertenecer a esa iglesia, ser parte de su todo y ser uno de sus miembros. ¿Cómo? Para entrar en la ella necesitamos ser bautizados. La inmersión en las aguas, sea en el bautisterio de la iglesia, en un río, en un lago, o en cualquier otro lugar debidamente preparado para esa ceremonia, simboliza nuestra muerte al pecado y nuestra resurrección para vivir una nueva vida en Cristo Jesús. El bautismo es uno de los tres grandes pasos que se dan en la vida. Cuando el secretario de iglesia escribe en el libro de la iglesia el nombre del muchacho o de la chica que se bautizan, los ángeles también lo anotan en el Libro de la Vida que está en el cielo. De esa forma, ese muchacho o esa chica, se transforma en candidatos a la inmortalidad. La promesa de Jesús es esta: ""El que creyere y fuera bautizado será salvo"(Mar 16:16).

Cierto día, una señora cristiana de otra iglesia observaba a un grupo de adolescentes que nadaban en las cercanías, cuando un jovencito de unos 13 años se le acercó luego de haberse puesto su pantalón de baño, y le preguntó si asistía a la escuela dominical. La sorprendida señora miró al jovencito y con una sonrisa le dijo: "Si voy a la escuela dominical; ¿por qué me lo preguntas? " "Entonces por favor, -continuó el jovencito- guárdeme este dinero mientras me zambullo en el lago y nado un poco".

Aquel jovencito pensaba que si la mujer iba a la iglesia, debía ser honesta y podía por lo tanto, pedirle que le guardara su dinero. Al pertenecer a la iglesia estás diciendo que te comprometes con Cristo y que los demás pueden confiar en ti.

En Apocalipsis 14 encontramos los mensajes que la iglesia adventista debe dar al mundo. Es un triple alarma que debe sonar entre todos los pueblos y lenguas, tarea especial encomendada a la iglesia remanente. Para cumplir esta misión tenemos que trabajar a favor de Cristo por todas partes, tanto dentro de la casa como en el campo. Por trabajar dentro de la casa queremos decir que el solemne mensaje del regreso de Jesús y de la llegada de la hora del juicio debe operar una transformación del carácter en nuestra propia vida personal dentro del hogar; y por trabajar en el campo, queremos decir que nuestro deber es salir de las puertas de nuestras casas y dar el mensaje a los vecinos y amigos... "Todas la criaturas" tienen que oír estas buenas nuevas (Mar. 16:15). Los muchachos y chicas que aman la iglesia hacen todo lo que pueden para invitar a otros a creer en el evangelio y a guardar todos los mandamientos de Dios, incluso el del sábado y prepararse para la vuelta inminente de Jesucristo.

Así comprender bien estos hechos, apreciarás más tu iglesia y creerás que es, verdaderamente la iglesia que la profecía llama "remanente". Serás reverente y respetuoso con el Movimiento Adventista. Honrarás a los pastores y profesores y a los otros obreros y andarás con reverencia en su santuario.

Una de las mayores pruebas de que amamos a nuestra iglesia son las ofrendas que damos para ayudar a sostener el programa mundial de las misiones. Cierta vez un padre le dio a su hijita una monedita y la envío a la iglesia. ¡Oh!", dijo ella. "¡Parece que la iglesia no vale mucho, porque la iglesia es el único lugar adonde puedo ir con tan poco dinero!.

Veinticinco centavos es el diezmo de 2.50 pesos ¿Cuánto es el diezmo de 5 pesos, de 50 pesos, de 100 pesos? Siempre es la décima parte de lo que ganamos. ¿Le devuelves el diezmo al Señor?

Las ofrendas voluntarias son exactamente eso, voluntarias. Da lo que desees, pero dalo libremente y con sacrificio. La viuda pobre dio apenas dos moneditas, pero era todo lo que tenía. "Dios ama al dador alegre"(2 Cor. 9:7)

Cuando María, aquella mujer de la que Jesús había expulsado 7 demonios, ungió al Maestro con aproximadamente medio kilo del más precioso nardo, perfume caro cuyo valor representaba algunos años del salario de un jornalero, el Señor explicó que a María se le había perdonado mucho y que por lo tanto amaba mucho. Pero aquel a quien poco se le perdona, poco ama ¿Cuánto te ha perdonado Jesús? Deja que esa sea la medida de tus ofrendas y de tu sacrificio; pensar en éstas cosas brotará de tu interior un profundo sentido de amor y respeto por Dios y tu iglesia.

Un niñito de 4 años que había ido a la reunión de oración con sus padres estaba preparándose para acostarse. Se pudo el pijama y se arrodilló a los pies de su mamá para orar. "¡Señor, querido Señor!" dijo, "pasamos una hora muy linda en la reunión de la iglesia esta noche. Me gustaría que hubieras podido estar allí". El niño era tan pequeño que no sabía que Jesús estaba allí. Había olvidado que Jesús es la fuente de todos los momentos agradables, de todos los momentos realmente maravillosos de nuestra vida.

Niños y niñas, pasaréis horas muy felices siendo cristianos y asistiendo a la iglesia, porque la presencia de Jesús nos trae felicidad. "En tu presencia hay plenitud de gozo, delicias a tu diestra para siempre"(Sal. 16:11)

Cuando queremos aprender acerca de Dios vamos a la iglesia. El santuario es el lugar donde nos reunimos con él. Cuando entras allí te encuentras con Jesús, por lo tanto debes andar con reverencia. Lleva también a otros contigo para adorar juntos en ese maravilloso lugar de culto.

En cierta ocasión tuve la oportunidad de visitar al Presidente de los Estados Unidos en su oficina, en compañía de algunos editores y escritores. Al llegar me puse en la fila, esperando la oportunidad de apretar la mano del jefe del ejecutivo que estaba de pie al lado de su escritorio. Cuando me tocó el turno, estaba tan preparado como podía para encontrarlo: Vestía mi mejor ropa, mis manos, mis uñas y mi rostro estaban limpios, tenía una sonrisa en la cara y no hablé mucho para poder oír lo más que pudiera al Presidente. Cuando salí de la Casa Blanca, tenía una historia para contar: Había estado en la presencia de un gran hombre.

Cuando estamos en la iglesia, jóvenes y señoritas, estamos en la presencia del jefe ejecutivo del universo, hablando con él y él con nosotros. Y cuando dejamos la iglesia debemos tener una historia para contar. Estuvimos en la presencia del gran Dios.

Andar con reverencia en la casa de ¿Dios es una parte de la Ley JA y de los Conquistadores, y significa respetar y reverenciar lo que es santo. Veamos algunos casos:

La Biblia. ¿Pones siempre tu Biblia encima de los demás libros o la colocas debajo?

El Pastor. Cuando alguien lo critica, ¿participar de la conversación y añades livianamente tu parte?

¿Oras por él y lo animas con palabras cordiales? ¿Respetas a tus superiores, sea en la casa, en la iglesia, en la escuela o en el país? ¿Cómo puedes adorar y temer a Dios a quien no ves, si no sabes honrar ni respetar a los padres, profesores, pastores y líderes de la nación, a quien ves?

¿Tienes miedo de los policías? ¿Por qué? Son nuestros amigos en las emergencias y en las dificultades. Los bomberos deben ser respetados porque están dispuestos a sacrificar su vida por ti en caso de que se incendie tu casa. Los soldados, los marineros y los fusileros navales son servidores del estado y algún día tu mismo puedes estar entre ellos. Miles de estos jóvenes dan su vida por nuestros hogares y por nuestra patria. Hónralos y llévalos a la iglesia. Muchos de ellos se sienten solos y necesitan de amigos cristianos.

Ser petulante e irreverente es desagradar a Dios. Un día, un ministro fue a visitar la sepultura de Jorge Washington y, mientras la observaba, escucho a un muchachito de mirada escarnecedora preguntar en voz alta: "¿Es aquí donde enterraron a Washington?" "Si, respondió reverente el guardia con voz tranquila y respetuosa. Parecía que el muchachito no sentía nada ante aquella sepultura, porque su actitud y su conducta eran livianas e irreverentes. En vez de sacarse el sombrero, se portaba con insolencia e atrevimiento. Finalmente, el guardia perdió la paciencia y le dijo con severidad: "Jovencito, ¡sáquese su sombrero y vallase!" El muchachito se asustó, se quitó el sombrero inmediatamente y quedó quieto.

Estuve una vez en Plymouth Rock, Massachussets, en el lugar donde se cree que desembarcaron en 1620 los padres peregrinos, los primeros colonizadores de los Estados Unidos. Es un lugar muy respetado por toda la nación. Miraba tratando de ver allá abajo la gran piedra en la que aparece grabado con rasgos bien grandes el numero 1620.

Al contemplar el lugar donde los peregrinos desembarcaron después del largo viaje que los trajo de Holanda en busca de una tierra donde pudieran adorar a Dios de acuerdo con los dictados de su conciencia. Me4 sentí invadido por un gran sentimiento de respeto. Al observar mejor la piedra vi dos cigarrillos mojador introducidos en el bajo relieve de los números, y vi también dos manchas producidas por humo que ensuciaban la gran piedra de granito. ¡Me indigné! ¿Cómo podía alguien con una pizca de espíritu patriótico dejar aquellos inmundos cigarrillos sobre un monumento tan profundamente respetado? ¿Cómo podía alguien haber escupido en él? ¡Tales actos indicaban que una de las mayores faltas de respeto imaginables! ¡Qué gente estúpida e irresponsable!

¡Andar con reverencia en la casa de Dios! ¡El lugar en que estás es tierra santa. Como Moisés en los antiguos tiempos, debes descalzar tus pies! En el Japón hacen eso literalmente. Aunque nosotros no nos sacamos literalmente los zapatos en la iglesia, debemos recordar que las palabras "andar con reverencia
"significan silencio y respeto. No queremos que los ángeles se aparten de nuestros pensamientos mundanos y de nuestras carcajadas tontas, ni por causa de comentarios o chistes que están fuera de lugar. La iglesia es el lugar donde habita Dios, el santuario que debe ser reverenciado.

Jesús está allí, en el santuario, en la iglesia, para revelarse personalmente a ti. Adóralo en espíritu y en verdad y recibirás siempre una respuesta de su parte. Acércate a Dios con una alabanza en los labios, con el corazón lleno de reverencia y él se acercará a ti. Encontrarás en él el perdón de tus pecados, la alegría para tu tristeza, la paz para tus tormentos y la felicidad para tu dolor. Jesús no deja que nadie se vaya de él con el corazón oprimido.